Calle Collado 5, 39820 Limpias
Pintura mural y pintura al fresco no son sinónimos. Lo característico de la pintura mural al fresco es que los colores se dan en un enlucido de cal recién aplicado, antes de que seque. El tiempo de trabajo está limitado al fraguado del revoco. Un… buen enlucido de la pared es muy importante para ejecución y la conservación del mural.
De dentro hacia fuera, las capas de mortero son:
1−Trullisato, jaharrado. Rellenado y maestreado de la pared. Cal con árido grueso.
2- Arenato, enfoscado. Nivelado de la pared. Cal con árido grueso y medio.
3−Arriccio, revoco. Capa intermedia. Cal con árido medio y fino.
4−Intonaco, enlucido. Acabado con cal y polvo de mármol de grano fino.
El mortero se extiende y compacta con llana de madera o fratás, en varias capas (entre tres y seis) para evitar la contracción y el agrietamiento. No debe añadirse nunca cemento, porque contiene sales que afloran y destruyen la pintura. Las últimas capas se aplican necesariamente en el día, sólo la parte que esté previsto pintar esa jornada.
La gama de colores consiste sobre todo en óxidos de hierro, desde el ocre amarillo, los sienas y los pardos, hasta la tierra roja o la tierra verde. Se usan, además, el negro de vid o de óxido de hierro, el azul cobalto y el verde de cromo. El color blanco es la propia cal.
La pintura mural al fresco no sólo es un elemento de valor que adorna un edificio, sino que es también un componente estético capaz de integrarse en la arquitectura de calidad y realzar sus valores espaciales, lumínicos y significantes.
Dada la naturaleza de los medios a emplear (enlucido con morteros de cal, pintura en varias jornadas, etc.), es aconsejable que la realización de la decoración mural al fresco esté incluida en la propia ejecución de la obra, tanto si se trata de proyectos de reforma, como en nueva construcción o rehabilitación.
Además, un mural al fresco es un elemento muy a tener en cuenta en intervenciones de restauración de inmuebles de valor histórico, cultural o etnográfico:
-por su natural integración estética,
-por su capacidad para incorporar información documental,
-por su posible aportación a la correcta lectura del edificio, en aspectos tan distintos como el histórico o el compositivo,
-por permitir una fácil diferenciación respecto a los elementos originales,
-por el empleo de materiales 100% tradicionales (sin aditivos orgánicos), totalmente compatibles con los paramentos antiguos, que conservarán sus propiedades originales (transpirabilidad, flexibilidad, permanencia, etc.),
-por existir grandes precedentes de murales contemporáneos en edificios históricos: Monasterio de la Rábida (D. Vázquez Díaz), Ópera de París (M. Chagal), Iglesia de Leganés (M. Alcorlo), etc.,
-por ser una intervención totalmente reversible.
Por lo tanto, un mural al fresco puede ser una muy interesante opción de gran durabilidad y alto prestigio social y cultural. Además, su flexibilidad en cuanto a dimensiones, elaboración, etc, posibilita un coste económico ajustado, perfectamente asumible dentro de proyectos arquitectónicos.
En el taller de pintura de su padre, Lucio Sobrino Barrero (Madrid), y en el Centro de los Oficios (León).
Imparte el taller de Pintura al Fresco en el Centro de los Oficios de León desde 2005.
Taller “Luis Quintanilla y la pintura al fresco” de la Fundación Bruno Alonso (Santander, 2011).
Taller en el Observatorio del Arte (Arnuero, Cantabria 2013).
Murales al fresco: “La Flauta Mágica” de W.A.Mozart (Cantabria); “Vida activa y vida contemplativa” (Segovia); Bóvedas de la Ermita de S. Roque (Quintana Martín Galíndez, Burgos), etc.